Un Ibiza práctico, pero sin brillo
En este país llamado España hay un entrenador de fútbol en cada casa. Todos sabemos del deporte rey y todos (o casi todos) opinamos de él (unos con más conocimientos que otros). Honestamente pienso que el análisis de cada cual es respetable, pero lo que parece indiscutible en la Unión Deportiva Ibiza es que su fútbol no gusta a casi nadie, pero a la vez su rendimiento deportivo en este inicio de temporada 24-25 está siendo excelente. Lo primero es una cuestión estética, y ya sabemos aquello de que ‘Sobre gustos no hay nada escrito’. Lo de los puntos es una cuestión matemática, y los números no engañan a nadie. De nueve puntos disputados, los celestes han conseguido siete, han marcado tres goles y han encajado sólo uno. El ratio de conversión es sobresaliente.
Con estos registros, el equipo entrenado por Pep Lluís Martí es segundo en el grupo 2 de Primera RFEF, empatado con el Mérida, que es líder con mejor diferencia de goles.Cualquiera hubiera firmado estos números al principio del curso, cuando se iniciaba un nuevo proyecto en la entidad que preside Amadeo Salvo después del sinsabor del no ascenso a Segunda División. El regreso al fútbol profesional te lo dan los puntos. Los tres últimos han llegado tras superar al Yeclano este domingo, con un gol de rebote de Guillem Molina, unido a otra descomunal actuación del portero Ramón Juan y con un buen trabajo global del conjunto isleño. Juego, muy poquito.
A mí tampoco me apasiona el fútbol que despliega a día de hoy la UD Ibiza. En Yeclaha vuelto a ser un partido feo en el despliegue futbolístico, con más sombras que luces, pero desde las victorias se construye mejor. En un terreno de juego complicado, donde la grada aprieta y donde creo que no ganarán muchos, los pitiusos salieron a flote. Es en esos escenarios donde se pierden o se apuntalan campeonatos. En campos duros, donde el trabajo prima sobre el juego, se necesita tener oficio. Y el Ibiza de Martí lo tuvo, lo que unido a una pizca de suerte se tradujo en el premio del triunfo. Por cierto, el técnico tampoco se esconde: “No es lo que nos gustaría, vivir este tipo de partidos de estar tanto tiempo en nuestra área”, declaró el mallorquín, que vio un encuentro “igualado” y en el que tuvieron “fortuna”. Y exige a los suyos: “Creemos que tenemos más condiciones para manejar situaciones de mayor posesión”, indicó Martí en rueda de prensa. Su sinceridad es remarcable. Y se agradece que hable claro ante los medios.
En una movida primera parte, en la que ambos equipos gozaron de ocasiones, el Ibiza encontró el gol al filo de la media hora con el tanto de Molina. El zaguero, uno de los refuerzos de esta campaña, redondeó así las buenas actuaciones que viene protagonizando. A diferencia de lo sucedido ante el Real Madrid Castilla, los celestes (que este domingo fueron vestidos completamente de blanco con la nueva tercera equipación) entraron mejor al choque. Después del empuje inicial de los de Yecla, los de Martí consiguieron amansar a los locales con el 0-1, para luego fiarse al gran estado de su guardameta titular. La segunda parte fue un ejercicio de resistencia de los de Eivissa, prácticamente desaparecidos en ataque. Apenas hubo bagaje ofensivo de los de Martí en los segundos 45 minutos, frente a un Yeclano que buscó al menos el empate. En el cómputo general, parece que con el paso de los partidos se vislumbra poco a poco (muy lentamente) un equipo más hecho y compacto. Dos porterías a cero seguidas demuestran que en defensa este Ibiza está bien y será difícil de batir. Ahora Martí tiene que mejorar la creación y el ataque de los suyos, para conseguir el equilibrio, concepto tan cacareado por los entrenadores.
En esa parcela ofensiva puede ser determinante un hombre como Quique González, que debutó y jugó sus primeros minutos con el Ibiza. Le falta ponerse en forma y acoplarse a lo que le pide el míster. El que se tuvo que ir, parece que lesionado, es Escassi. Por segunda semana consecutiva los isleños pierden a un jugador por motivos físicos, ya que la anterior fue Mo Dauda. Problemas para un Martí que mantiene al Ibiza invicto. Y que quiere más. Como todos.