Ahora sí: líderes en solitario, por fin
No, no es un sueño. Aficionados de la UD Ibiza, simpatizantes, seguidores acérrimos e infieles, pellizcaos. Sí, es cierto, la UD Ibiza está al frente del grupo 2 de la Primera Federación después de la 27ª jornada de la competición. La temporada pasada la pelea con el Castellón fue un suplicio y esto no se pudo conseguir, por mas oportunidades que hubo para ello, para acabar desfalleciendo en la segunda vuelta. Pero esta vez se ha vuelto a lograr, como sucediera en la campaña 20-21, en la que se obtuvo el único ascenso a Segunda División que posee el fútbol ibicenco, con aquella UD ibiza que entrenaba Juan Carlos Carcedo. Ahora, con Paco Jémez al frente, quedan once partidos para volver a experimentar esa sensación única de colocar a un equipo de la isla en el fútbol profesional español.
El Ibiza consiguió este sábado su séptima victoria consecutiva, estableciendo un nuevo récord del club en la categoría. Se impuso al Yeclano, por 2-1, con más sufrimiento del que podía esperarse. Lo hizo, además, con épica, con Ramón Juan atajando un injusto penalti que podría haberle dado a los murcianos un empate que buscaron con fe y ahínco. Sin embargo, los tres puntos se quedaron en un Estadio Palladium Can Misses que rozó los 3.500 espectadores en su mejor entrada del curso. Un diez para la afición, que estuvo a la altura y que, a poco que el equipo siga como va, crecerá encuentro tras encuentro. Estoy convencido de ello.
José Albert y Gallar pusieron, antes del descanso, un 2-0 que parecía suficiente, pero los de Yecla creyeron y recortaron diferencias con el tanto de Juanje. Incluso, apretaron tanto que tampoco hubiera sido del todo injusto un empate, pero lo cierto es que la victoria se quedó en Eivissa. Fue un partido de esos que suelen tener que pasar los equipos que acaban siendo campeones. El éxito no esté exento de sufrimiento. Tampoco de cierta heroica. Así sabe mejor.
El Ibiza de Jémez se acostó el sábado con los deberes hechos, aprovechando el pinchazo del Real Murcia el viernes frente al Atlético de Madrid B. Los pimentoneros, que cayeron por 2-1, empiezan a estar lejos de los ibicencos, que también esperaban el resultado de otro duelo de rivales directos. Este domingo se vieron las caras el Ceuta y el Antequera, que acabaron 2-2. Se cumplía ese empatito que pedía Jémez en rueda de prensa tras la victoria frente al Yeclano. Mejor imposible para la UD Ibiza, que ya mira a sus perseguidores por el espejo retrovisor y con la tranquilidad de que ha encontrado el camino. Le abre una pequeña brecha de dos puntos al Ceuta, que se queda segundo; de tres al tercer clasificado, el Antequera; de cinco a Murcia, que es cuarto; de siete al filial colchonero, que es quinto y cierra los puestos de ‘play-off’ de ascenso; y de ocho al Mérida, que es el sexto clasificado. Sí, pellizcaos otra vez, pero es verdad.
Mientras sus rivales flaquean, el Ibiza no deja de crecer y se carga de moral y motivos para creer que se puede hacer algo grande. El equipo ibicenco es cada vez más dueño de su destino. Sus argumentos, ser el bloque más en forma de toda la Primera Federación; y de largo. Además de contar con una plantilla compensada, con unos jugadores bastante claros, pero con una unidad B que puede suplir a cualquiera con total tranquilidad. El objetivo es lograr un ascenso directo que pasa por retener ese primer puesto en las once jornadas que quedan. Van a ser 33 interminables puntos para intentar certificar un salto de categoría, por la vía rápida, que hasta hace no mucho parecía algo imposible. Ahora el Ibiza de Jémez tiene la sartén por el mango. Y deberá saber gestionar la presión para conservar las llaves del cofre del tesoro hasta el final.
Algeciras, Hércules, Marbella, Recreativo de Huelva y Atlético de Madrid B serán los rivales a los que visitarán los de Jémez, que recibirán en casa al Intercity, Real Madrid B, Sevilla B, Fuenlabrada, Alcorcón y Ceuta. Este último cerrará la Liga para los isleños, el fin de semana del 24 y 25 de mayo. Veremos qué pasa de aquí al final, pero desde hace semanas la ilusión se ha disparado y hay motivos para ello. El Ibiza, y su afición, se han ganado el derecho a soñar despiertos. Ahora todos deben remar juntos en la misma dirección, con rumbo a una Segunda División en la que los celestes pasaron dos temporadas. Queremos más.