Líderes
El pasado 15 de diciembre, tras la derrota de la UD Ibiza frente al Algeciras (0-1), Paco Jémez, entrenador del equipo ibicenco, salía en rueda de prensa y se mostraba muy crítico con su equipo. Llegó a decir que sus jugadores eran “peores” de lo que podían decir sus currículums y que era tiempo de “tragar mierda” para revertir la situación. Nueve partidos después, el Ibiza (revitalizado en fichajes y juego) ha pasado de ser duodécimo con 22 puntos a estar líder con 44 puntos. Alcanzó la cima este domingo, tras jugar un encuentro excelente frente al Real Murcia, al que batió por 0-2 para firmar su sexta victoria consecutiva. El Ceuta es segundo, igualado en puntaje pero con peor diferencia de goles. Por lo que el Ibiza es líder por derecho y por merecimiento. Así de inexplicable y bonito es este deporte y juego llamado fútbol.
Jémez le ha dado la vuelta al calcetín de una manera magistral. Tras aquella derrota frente al Algeciras, el Ibiza estaba sólo tres puntos por encima del descenso y muchos hablaban de una temida caída a la Segunda RFEF. El liderato, que ocupaba el Antequera, estaba a diez puntos. Una diferencia abismal, más de tres partidos. Pero con sus resultados (siete victorias, un empate y una sola derrota desde entonces), además de los de los rivales directos, el Ibiza de Jémez depende ya de sí mismo para ser campeón y ascender directamente a Segunda División. Es el premio a la fe, la constancia y el trabajo incansable. Ahora es el momento de rematar la faena, pero todavía queda un mundo. Doce partidos aún, que son la friolera de 36 puntos para refrendar un sueño. Lo cierto es que el Ibiza va por el camino correcto para lograrlo.
La afición ha recuperado la ilusión por la UD Ibiza, que este 2025 cumplirá diez años desde que la reflotara la familia Salvo. Nada mejor para festejar ese aniversario que el regreso al fútbol profesional, constatando también, por si alguien todavía dudaba, que es el proyecto futbolístico más sólido de los últimos tiempos. Y, con datos en la mano, el que ha llegado más lejos hasta la fecha. Pese a quien le pese.
La victoria frente al Murcia, como ya dije en la anterior columna, no iba a ser definitiva, pero sirve como un chute de moral tremendo. Es un golpe en la mesa que puede cambiar el destino, porque revitaliza a los isleños y deja tocados a los pimentoneros y a otros adversario. Es el ‘hemos vuelto’ que estaba buscando la UD Ibiza desde hace tiempo, a pesar de que todavía habrá que trabajar mucho. Pero esta plantilla de jugadores se ha ganado el derecho para volver a soñar en grande, para recuperar el terreno perdido en las dos últimas temporadas.
En el Estadio Enrique Roca, el Ibiza jugó como un equipo campeón, aunque todavía esté opositando para ello. Jugó con personalidad, con inteligencia y con precisión. Con la baja de Davo por lesión (estará fuera algún partido más), los celestes volvieron a ser liderados por Bebé. El extremo, con un tanto y una asistencia para el golazo de Javi Jiménez, dejó claro nuevamente que va sobrado para la categoría. Su llegada a la plantilla entrenada por Paco Jémez ha sido una bendición, la guinda perfecta para el equipo. Qué razón tenía el mister cuando hablaba de un futbolista que podría que podría ser diferencial. Cuatro goles y tres asistencias y cuatro partidos. Los números lo dicen todo. Dejen hacer a los que saben de esto.
Tras una primera parte en la que las fuerzas estuvieron más igualadas, el Ibiza asestó el golpe en la segunda mitad. Minimizó a un rival que empezó la jornada como líder y que jugaba en casa ante su numerosísima afición. Pero bajo la lluvia, el equipo ibicenco fue mejor y se llevó tres puntos que valen como otros, pero que pueden acabar siendo de oro. Porque los equipos que acaban siendo campeones o logrando ascensos se reivindican ante rivales de categoría y en escenarios de postín, como el Real Murcia y su campo. Eso fue lo que hizo el ibiza, que en la Nueva Condomina estuvo apoyado por un pequeño pero entusiasta grupo de seguidores que siempre guardarán en su memoria este partido. Como aquel 0-5 frente al Málaga, en La Rosaleda, en la primera temporada ibicenca en Segunda División. Curiosamente (o quizás no) también con Paco Jémez como entrenador, que acabaría consiguiendo la permanencia y por el que no se apostó de nuevo. Qué error.
Ya cuento los días para que llegue el partido de este próximo sábado frente al Yeclano. El Palladium Can Misses debe registrar una buena entrada, debe quedar claro que Eivissa quiere fútbol profesional de nuevo. La afición también va a ser clave, fundamental. Porque igual que la UD Ibiza empieza a infundir miedo en el terreno de juego, los seguidores celestes deben hacerlo también desde la grada. De momento, hay que disfrutar de lo que está pasando para valorar lo que está por llegar. O por lo menos, se está en disposición de pelear seriamente por ello.